EL DELFÍN, La
Princesa y EL ASTRONAUTA
Me había
quedado dormida frente al ordenador mientras intentaba escribir un cuento
infantil con el que pensaba participar en un concurso muy importante.
¡Es que no daba ni una, es tan
difícil imaginar historias que puedan ser divertidas, interesantes, originales
y acaben al gusto de todos!
(Si ese “todos” es el jurado que ha de leerte, por
supuesto).
Bueno,
comentarios aparte, la cuestión es que me quedé dormida frente al ordenador habiendo
escrito de un tirón un cuento y empezado dos más, en realidad no cuentos
exactamente sino argumentos esbozados, y ninguno de ellos me convencía y yo
estaba desesperada.
¿Se me
había agotado la inventiva ?...
Para un
autor es temible, indica que estás vacío y un escritor sin ideas no es un
escritor, y un escritor que no es un escritor no es nada y ser nada es algo
espantoso porque no existes.
Ante tan
ingrata perspectiva me hallaba con un cuento y dos medios cuentos, contemplando
el ordenador con los ojos bizcos como un gato siamés, que sin darme cuenta me
quedé dormida, no sé si de agotamiento o de una rabieta, al comprender que mis
sueños de gloria se esfumaban raudos porque no daba con la historia que debía
escribir.
Creo que me
dormí profundamente y no sé cuanto duraría la profundidad, el caso es que al
despertarme ya había oscurecido y la pantalla del ordenador se encontraba más animada que yo haciéndome guiños en una
especie de sopa de letras de lo más disparatado. Y digo disparatado porque no
es lógico que el ordenador de una te dirija la palabra como si fuera otra
persona que hablase contigo, máxime si no estás conectado a Internet.
Sí, eso era
lo que sucedía.
Me froté
los párpados boquiabierta.
¿Seguía
dormida, soñaba, me había vuelto tarumba, (que todo podría ser)? Ya me lo decía
mi madre en tiempos:
-Demasiada
sabiduría, hija mía, te volverá tonta.
¿Iría a
tener razón al final?
En la
pantalla del ordenador las letras titilaban, como los rótulos luminosos de las tiendas,
sobre su límpido fondo azul cielo.
«-¡Houston, tenemos otro problema!...
¡Continúa
escribiendo, hazme el favor, continúa escribiendo!...»
Yo tecleé
muy excitada, y no era para menos:
«-¿Quien anda ahí?
-¡Oye,
qué esto no es ODISEA ESPACIAL 2001!... ¿No estabas escribiendo un cuento para
niños?
-Pero,¿qué es lo que pasa?,¿quién eres tú?,¿qué es esto?
-¿Qué
que es esto?... Eso es lo que me gustaría que me aclarasen de una vez... ¿Dónde
se supone que debo hallarme?, ¿en Marte?... A mí me parece que no...»
¿Qué le
sucedía al ordenador, era acaso el ataque de un virus desconocido?
Escribí
nerviosamente:
«-¿Se puede saber qué es todo este lío?
-Eso
mismo digo yo,¿qué es lo que está pasando?
-¡Identifícate!
-Tiene
gracia que me preguntes eso.
-¿Por qué?
-Porque
soy tu criatura, uno de tus personajes, El Astronauta.»
Si no
hubiera estado sentada me caigo al suelo de la impresión.
«-¿El Astronauta?
-Afirmativo... Coronel HJ. O’Bannister, astronauta de 1ª clase.
-Pe... Pero no puedes ser
el astronauta, el astronauta es una ficción de mi mente, no “es” de verdad...
-¡Déjate
de especulaciones necias, tu me has escrito, me has creado, luego existo, y
podrías tener la delicadeza de no dejar las cosas a medias y continuar porque
te has detenido en mitad de la frase: “Houston tenemos otro problema”... Por
cierto, que eso me suena a conocido, y después el silencio... Bueno, al menos
por tu parte...
-¿Qué quieres decir?
-No lo sé realmente,
si te has detenido en mitad de la frase,¿qué es lo que pinto yo aquí,
aterrizando en un mundo extraño, que parece Marte porque es rojizo y árido, que
no es llano sino montañoso, pero en el que hay unos matojos verdes y un cauce
seco, como un canal marciano, pero que en realidad es una carretera que conduce
a algún sitio?...»
Yo no salía
de mi asombro. Muy alterada pregunté:
«-¿Cómo has llegado a ese lugar?
-Tu
ya lo sabes, estaba en la cabina de mi nave espacial cuando de repente los
aparatos se han vuelto locos y he perdido el control, entonces me has hecho
decir aquello de: “Houston, tenemos otro problema”,y ¡cataplum!, un injerto de
Odisea 2001... Me precipito en un remolino de colores y aterrizo de golpe y
porrazo sobre este suelo, que podría ser Marte, pero que mucho me temo que no
lo es por la pinta rara que tiene.
-¿Cual es su aspecto?
-¡Puaf,
como se ve que eres escritora!... ¡Aspecto!... Pinta rara es lo que tiene...
Para empezar diré que todo parece pintado a la acuarela y que si pretendo coger
un puñado de tierra se me escurre de entre las manos como el humo, pero es real
porque suena al chocar contra el suelo, luego los matojos tienen el mismo
aspecto, táctil y al tiempo, incorpóreo...
-¿Habrás llegado a una dimensión holográfica?
-¡Lo
qué faltaba!... no, no, no, no... ¡No es transparente, ni me hundo, ni
atravieso las formas, están y son compactas pero inconsistentes, no sé si me
puedes entender.
-Lo intentaré... continúa...¿qué más hay?
-El
cielo tiene un tenue color rosado.
-¡Entonces es Marte!
-No
lo es, imposible que lo sea, la gravedad es igual que la de nuestro planeta.
-¿Y puedes caminar con tú traje de astronauta?
-¡Por
supuesto qué no, avanzo lentamente con el jeep espacial, de lo contrario aun
permanecería clavado junto a la portezuela de la nave!
-¿Has analizado la atmósfera?
-Con
el choque del aterrizaje se han estropeado muchos de los aparatos de a bordo.
-Dime que ves ahora.
-Tierra
roja, polvo, rocas, montañas, Aunque no veo sol alguno, me da la impresión de
que es muy temprano por la mañana... ¡Agua!... Corre un río por aquí cerca, lo
oigo... Sigo avanzando... ¡Por todos los...!
-¡¡¿Qué ocurre?!!...
-¡El
camino hace una curva sobre el despeñadero, es como un balcón natural... y... y
aquí abajo hay un valle con campos, bosques, casas...Y enmedio del valle una
montaña y encima de la montaña un castillo...!
-¿Un castillo?
-Sí,
un castillo medieval...
-¿Medieval, precisamente medieval?...¡No me lo puedo creer!...
-¡Y
tanto, de lo más medieval que te puedas imaginar! ¿Me quieres decir en dónde
estoy?, porque si esto es Marte yo soy bombero!...»
No supe que
contestar, la pantalla de mi ordenador no era la televisión, yo sólo podía
leer.
«-¡Oye, ¿por qué no conectas tu base de datos a ver si
encontramos la respuesta?!
-¡Si hombre,¿con qué información?... Carezco de datos,¿es que no
lo entiendes?!
-¡Tonterías,
solo necesitas una clave de acceso!
-¡Estupendo, señor sabelotodo, si es tan sencillo,¿me la puedes
dar tú?... Anda, a ver como te las arreglas!...
-De
lo más fácil, prueba con la palabra erialandia.
-¿Erialandia?
-Sí tierra de erial.
Seguro que resulta, es una buena clave de acceso... Al menos vale tanto como
cualquier otra. Prueba.»
Probé por
no continuar discutiendo, y salió lo siguiente para mi grandísima sorpresa: