Puesto que este número 3 DE SANT CUGAT AL MÓN/DE SANT
CUGAT AL MUNDO es un monográfico dedicado a la memoria de Severo Antonio Ventós
Rivasés, Seve o Severín para los que le conocimos, la presente entrevista se realiza con
quien fuera uno de sus
amigos de infancia, amigo
al que debemos una exclusiva aportación fotográfica, ya que aparte de cedernos muy
amablemente, fotos personales con Seve, también nos ha dejado las últimas que se
le hicieron a Severín 15 días antes del accidente que le costó la vida, y que nadie
hasta hoy, fuera de un grupo muy reducido, había visto nunca. Detalle por el cual le
estamos muy reconocidas.
Esta entrevista no podía desarrollarse por los cauces habituales, dado que tanto Miquel Crehueras, como nosotras, seguimos siendo amigos de Seve, pues el hecho de que ya no se encuentre hoy él aquí no significa que se le haya enterrado por partida doble, al menos, por nuestra parte.
Más que entrevista ha
sido una conversación inevitablemente nostálgica porque evocábamos al compañero y
recordándole daba la sensación de que el tiempo se había detenido.
Miquel Crehueras nos ha ido hablando de aquella época lejana de la infancia que compartió con Seve, ‘nos conocíamos desde muy pequeños, fue en el colegio, y seguimos siendo amigos siempre. Estábamos muy unidos, quizás, porque al ser los dos hijos únicos nos compenetrábamos mejor. En realidad éramos como hermanos, siempre íbamos juntos a todas partes, hasta hacíamos los deberes, bien en su casa o en la mía.‘
En este momento nos encontrábamos mirando las
fotos que Miquel había traído y que lógicamente no hacían más que despertar
recuerdos; en ellas aparecía Seve con al resto del grupo de sus amigos:
Armando y José Mª Auladell, Tomás Torres, y, en fin, todos
cuantos compartieron aquellos años con él... En estas fotos aparecen en Sant Medir, en
un fin de año en el Cine Principal, posando juntos, la clásica fotografía del grupo de
chicos que se reúnen delante del objetivo para retratar un momento divertido...
Las últimas fotos en la cueva de Montserrat, ese primer plano de Severín que parece cerrarlo todo...
Era lo mismo que caminar por el Túnel del Tiempo...
Miquel Crehueras no deja de rememorar anécdotas:
‘Si, incluso, cuando la mili, Severín quería hacerla en aviación y me convenció a mí para que me alistara con él, habíamos nacido el mismo año, y fuimos los dos al Ayuntamiento de Sant Cugat a pedir información y rellenar papeles, estabamos entusiasmados, pero al final, de los dos, a él le aceptaron y a mí no y tuve que hacer el servicio en otro cuerpo.‘
Habiendo vivido los 24 años de Seve, no diré día a día, pero casi, Miquel
Crehueras podía hablarnos de la faceta artística de su amigo y lo hizo.
‘Tenía una gran imaginación, pintaba, hacía tapices, desde el diseño hasta el tejido, hacía grabados en linóleo, dibujaba, y siempre estaba experimentando, buscando... Incluso con el jabón, el jabón lagarto, ¿te acuerdas del jabón lagarto?... Él trabajaba en ese jabón caras de seres fantásticos, atormentados, parecían personajes de Goya... Su primer ‘estudio‘, estuvo en un cuarto de su casa, después se traslado arriba, al palomar que estaba en el terrado del edificio en donde vivía con la familia El palomar se convirtió en su segundo estudio, él lo arregló todo, y el último lo tuvo aquí en Josep Anselm Clavé, en la casa que hace esquina con la calle del Teatro... Ahí se quedó todo cuando... lo del accidente.‘
Esa remembranza nos devuelve a la realidad del momento 30 años antes y no es una evocación agradable, es como volver a perderle por segunda vez.
Cuenta Miquel Crehueras.
‘Yo no estaba en Sant Cugat esos días, coincidía con la fiesta de San Pedro, y me había ido a pasar el fin de semana a casa de mis tíos en Argelers sür Mer, pero el mismo viernes por la noche me empezó a entrar un malestar extraño, una inquietud, fue como una especie de presentimiento, pero no sabía de qué, y decidí volver a Sant Cugat... Cuando ya estaba de regreso en los trenes de nuestra línea Barcelona-Sant Cugat, me encontré con uno de los acomodadores del cine —Mariano, ¿te acuerdas?—, que me dijo: oye, ¿te has enterado?, ¿de qué?, ya veo que no, Severín ha muerto en un accidente... No lo pude asimilar y tampoco pregunté cómo había sucedido, vagamente creí que se trataba de un accidente de coche, pero por pensar algo, ya que sabía muy bien que Severín era prudente conduciendo... Cuando llegué a Sant Cugat se había hecho de noche, pero pasé por delante de casa del Seve y vi luz arriba, en las ventanas, y el portón de abajo cerrada media puerta y el coche de sus tíos de Francia delante, y no quise subir y preguntar... En mi casa dormían y a la mañana siguiente me lo dijeron... Entonces fui...
Nadie vio el cuerpo, te acordarás que en el funeral que se hizo en el Monasterio, el ataúd estaba cerrado... Ninguno de nosotros lo vio, bueno, si lo vieron el doctor Garriga y su tío Juanito Carrasco, que habían marchado inmediatamente a Montserrat en cuanto se avisó a la familia...
Luego,
unos días más tarde, se hizo una misa de campaña cerca del mismo lugar del accidente,
en Can Massana, aquí te he traído las fotos, ¿ves?‘
Sí, las veo, fotos en blanco y negro, un lugar lleno de paz, casi parece una excursión campestre, una romería, cualquier cosa menos lo que era en verdad.
Las fotos siguen, los amigos rodean el pozo, la sima en donde tuvo lugar el accidente, resbalando Seve de la cuerda mientras hacía espeleología, golpeándose la cabeza y cayendo inconsciente hasta el fondo. No son recuerdos agradables, hacen daño, aun ahora, después de transcurridos tantos años.
Volvemos a mirar las fotografías, también Miquel ha traído un Christmas —Seve los hacía por Navidad para felicitar las fiestas—, recortes de prensa, todo conservado con mucho afecto.
Otra anécdota que
contar, y lo hace Miquel de nuevo.
‘Severín fue regalando una pintura a cada amigo que se casaba, Armando, Tomás, José Mª... Yo, al casarme años después, me quedé sin ese cuadro, el que me hubiera correspondido... ‘
Hay pausas, en este tipo de conversaciones siempre existen y son diferentes a las de otras charlas.
La tarde va transcurriendo y pronto se hace oscuro, estamos en la última semana de septiembre, Miquel se despide hasta un próximo día ya que piensa traer el catálogo con fotografías acerca de la exposición que le dedicó a Severín el Club Muntanyenc Sant Cugat, entre diciembre y enero 1971-72, pero aún no hemos terminado de hablar de Severín, ni lo haremos nunca, ya que nuestro amigo continúa estando con nosotros.
Le damos las gracias a Miquel Crehueras por su amabilidad y su colaboración; sin ellas este monográfico hubiera quedado incompleto.
Estrella Cardona Gamio
Fotos cedidas por cortesía de Miquel Crehueras
Foto Casa: Concha Cardona
De Sant Cugat al Món/De Sant Cugat al Mundo
