EL
PROBLEMA DE LOS GATOS Y PERROS ASILVESTRADOS
por
Estrella Cardona Gamio
Leímos no hace
mucho en la prensa, que en Catalunya, España, se iba autorizar
la eliminación de los perros y gatos asilvestrados, es decir:
perros y gatos que abandonados por sus amos se habían echado
al monte para buscarse la vida volviéndose salvajes por esta
causa.
Si tenemos en cuenta que los gatos no “se echan al monte” por
abandono ya que son de espíritu independiente y siempre preferirán
rebuscar entre los cubos de basura, o hacer carantoñas a quien
sea, con tal de que les den algo que comer, eso de los gatos
“asilvestrados” se halla fuera de contexto.
Mas en lo tocante a perros, la cosa cobra otro cariz diferente;
el perro es un animal fiel por naturaleza, al que si abandonan,
se deprime y entristece hasta el punto que vaga como una melancólica
sombra a la búsqueda desesperada de ese amo que una vez tuvo
y no dio muestras de poseer ningún tipo de sentimientos arrojándolo
a la calle por considerarle un estorbo. El perro no sabe ingeniárselas
como los gatos para sobrevivir solo, y no es de los que se echan
al monte para hacerlo. Si el gato busca en la ciudad su modus
vivendi, el perro lo que desea es, aparte de comida, un
amo, un dueño al que servir con su lealtad, un amo que le quiera
y se preocupe por él.
Por lo tanto, eso de los perros asilvestrados, que puede haberlos
pero que, por desgracia para ellos, suelen ser perros de ataque
entregados a su suerte de manera irresponsable y criminal, no
es más que una excusa para llevar a cabo una masacre, que, como
todas las de su género, confundirá santos por pecadores, y acabará
llevando esta “limpieza” de forma indiscriminada, y así, un
pobre perro con collar y amo, que corretee inocentemente por
el bosque, o cualquier gato travieso subido a un árbol –por
desgracia ya no quedan linces y apenas gatos monteses-, serán
abatido a tiros por el celo protector de muchos cazadores, a
los cuales, si se le veda el placer cinegético acostumbrado
y dominguero, se les ofrece este otro “bendecido” por esa rama
de la opinión pública que comulga con semejantes prácticas.
¿No es una pena, por no decir una vergüenza, que en un país
europeo como el nuestro, se lleven a cabo tales disposiciones,
cuando en muchos otros, ni tan siquiera se eliminan en cámaras
de gas a los animales abandonados?, mejor dicho, no se les extermina,
aunque es de suponer que haya mucha gente que esto no lo entienda.
¿Es qué no existen otros medios para evitar, en primer lugar,
que los animales sean abandonados? Se castiga al animal y no
se sanciona debidamente al dueño que lo arroja de su casa, dejándolo
en carretera o en la montaña. Los animales de compañía, las
famosas mascotas, dejarán de constituir un problema cuando quienes
las compraron en su día, sean conscientes de las responsabilidades
contraídas, pero para eso hay que saber educarlos, y ello se
consigue, primeramente, no dándoles licencia para matar.
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