William Shakespeare


William Shakespeare
nació el 23 de abril de 1564 en Stratford-upon-Avon, Inglaterra, siendo el tercer hijo de los ocho que tuvieron sus padres Mary y John.

De Shakespeare, dado que se siempre se ha tenido por norma envolver su existencia en las brumas del misterio, (desde llegar a decirse que tal nombre era el seudónimo de otros a soltar el disparate de que en realidad se llamaba Guillermo Sánchez Pérez y era, lógicamente, de origen español, disparate al que ha venido a unirse el último, que adjudica a Shakespeare la nacionalidad italiana), de ese genial bardo del Avon, del cual nos confesamos impenitentes admiradoras, se sabe lo suficiente, además, existen retratos en los que el parecido continúa a través de los años confirmando el hecho de su existencia en una Inglaterra Isabelina en la cual vino a este mundo.

Shakespeare tuvo una infancia a la que no podemos llamar infeliz precisamente, ya que su padre, comerciante, era persona acomodada, y así el niño William pudo ir a la escuela estudiando latín y a los clásicos.

Enseñanzas que le impulsarían a escribir versos y, mucho más tarde, obras teatrales, aunque antes tenían que acontecer otros hechos en su vida, bastante decisivos para él, por ejemplo, el contraer matrimonio muy joven, a los 18 años, con una mujer de 26 que iba para solterona, Anne Hathaway, y con la cual tuvo tres hijos.

Arribados a este punto hemos de puntualizar que si Shakespeare se casó, siendo menor de edad, lo hizo ya que había dejado embarazada a su novia, y en un delicado momento familiar puesto que a su padre le empezaban a ir mal los asuntos.

Lo que significa que semejante boda escasa dicha tuvo que darle a su progenitor, de quien William era dependiente económico al colaborar en el negocio paterno, una guantería, ya que el joven aportaba nuera y futuro nieto al clan familiar, ahora en precaria situación.

A los seis meses, nace su hija Susana y dos años más tarde, Anne da a luz a los gemelos Hamnet y Judith.

Pero a Shakespeare no le atrae demasiado la vida hogareña, y un buen día, nada venturoso para quienes deja atrás, el futuro autor teatral se marcha a Londres dispuesto a hacer fortuna como escritor.

Se ha dicho también de William Shakespeare que era homosexual, tal vez ello tuviese que ver con su abandono repentino de mujer e hijos, tomando por excusa una carrera literaria incomprendida; sin meternos en este aspecto de su personalidad ya que no es de nuestra incumbencia, podríamos suponer que el dramaturgo en ciernes sentíase ahogado por una existencia monótona y aburrida que fue la que le hizo despegar del pueblo a la gran ciudad de entonces que era Londres, sin lugar a dudas, la capital del mundo de su época, ya que Gran Bretaña se estaba haciendo con una supremacía que hasta muy poco tiempo había ostentado el imperio español.

En la capital inglesa, Shakespeare entra a trabajar como actor en una compañía teatral llamada de la Reina, ya que ésta protegía las artes, tanto para ganarse el sustento como para aprender, desde dentro, el oficio, y durante varios años trabaja incansable actuando y escribiendo, hasta que finalmente comienza a despuntar y a ser conocido.

En 1592, se declara una terrible epidemia de peste en Londres y se cierran los teatros. Durante dos años, entonces, mal vive, en plan escénico, como todos, pero escribe, entre otras, La comedia de las equivocaciones y Trabajos de amor perdidos, asimismo regresa al campo, esporádicamente, con su esposa e hijos y demás familia, aunque esto no significa que no hubiese tenido relación con ellos en cinco años.

Vuelve, ayuda a su padre que de nuevo se halla apurado económicamente, ya que él es ahora un autor cotizado, y se busca mecenas en la figura del conde de Southampton, lo que más tarde dará lugar a entredichos y especulaciones sobre la relación que les unió, cuando que en aquella época el mecenazgo constituía una necesidad obligada si se quería sobrevivir en el ambiente artístico.

Después de la peste, corrieron malos tiempos para las compañías teatrales, se hundieron bastantes arruinadas siendo la de la Reina fue una de ellas, y entre las que no desaparecieron, estaba la del Chambelán, así llamada por patrocinarla lord Hunsdon, camarlengo mayor de la corte y el encargado de los asuntos teatrales; huelga decir que Shakespeare ingresó en esta compañía.

A los 30 años, pues, William Shakespeare se encuentra a punto de dar por concluida la primera etapa de su carrera, iniciando la segunda que iba a estar jalonada de obras inmortales: Romeo y Julieta, Ricardo II, El sueño de una noche de Verano, El mercader de Venecia y un larguísimo y brillante etc., de todos más que sabido.

Al éxito acompaña la prosperidad y en 1597, se compra una casa, New Place en su pueblo natal, pero en su vida familiar atraviesa unos momentos ingratos: muere su único hijo varón, Hamnet, a los 9 años de edad, cinco más tarde, su padre y más o menos en aquella época, la revolución encabezada por el conde de Essex contra la reina, enreda de forma indirecta a la Compañía del Chambelán, que finalmente se ve absuelta de los cargos, ya que se prueba su inocencia.

En 1603 sube al trono Jacobo I tras la muerte de la Reina Virgen, y la Compañía del Chambelán cambia su nombre por el de los Hombres del Rey.

Colmado de honores, respetado y aclamado, William Shakespeare, ve discurrir su vida hasta el final: casa a su hija Susana, resulta inmune a otra epidemia de peste, la del año 1609, y en 1616, habiendo casado en febrero a su otra hija Judith, fallece Shakespeare en Stratford-upon-Avon, a los 52 años de edad al parecer de unas fiebres, según unos, según otros de una pulmonía, y, o el mismo día de su cumpleaños, o al siguiente.

Anne Hathaway, la viuda, le sobrevivió.

No podemos asegurar que William Shakespeare fuese un marido modelo, pero tampoco que se despreocupara de su familia yendo de tanto en tanto a verles. En realidad, solo permaneció alejado de ellos el tiempo que duraron sus primeros años en la capital trabajando como actor y autor teatral, pero después, cuando comienza a convertirse en un dramaturgo famoso, vuelve la espalda a Londres, y es en Stratford-upon-Avon en donde reside hasta el final de su existencia.
 
 

© 2000 Estrella Cardona Gamio

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