Miguel Hernández


La breve vida de este poeta dio comienzo el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, hijo del pastor Miguel Hernández Sánchez y de Concepción Gilabert Giner que tuvieron siete hijos de los que sobrevivieron cuatro, dos chicas y dos chicos, Vicente, Miguel, Elvira y Encarnación.

Siendo una existencia tan corta, 31 años escasos, sus capítulos son muy pocos y a veces incluso recuerdan el apunte de una novela precipitadamente inconclusa, un borrador de vida más bien. En ella lo que más abunda es la poesía ya que la extensión de su obra sobrepasa esos 31 años, y, como en todos los autores que han muerto jóvenes, cobra un peso y una relevancia que suple el total de una existencia. Por ejemplo Rimbaud son sus poemas, es decir, su breve existencia versificadora, y en ellos le reconocemos como poeta sin acordarnos del resto de su vida.

Pero Miguel Hernández tuvo un trágico final, igual que García Lorca, y esta realidad, en ambos casos, otorga una presencia épica que hace que tan cortos años puedan convertirse en una dilatada existencia ya que cada verso se multiplica deviniendo inmortal.

La vida de Miguel Hernández Gilabert puede clasificarse en tres etapas: infancia, adolescencia, y juventud pues murió prematuramente joven.

Infancia: en el campo con su familia ejerciendo de pastor, ya que la escolarización no era obligatoria, y por ello a los 7 años era el ayudante de su hermano Vicente en el pastoreo del ganado, no aprendiendo a leer y a escribir hasta los 9 años

Sus estudios más elementales acabaron en 1925, fecha en la que tuvo que abandonarlos ya que los tiempos eran duros debidos a la crisis económica y había que ayudar en casa de nuevo cuidando las cabras. No obstante el muchacho estudia el solo aprovechando las horas contemplativas de su trabajo. Le gusta leer, le gusta aprender y en cuanto puede se hace asiduo de la biblioteca de Luis Almarcha, canónigo de la Catedral de Orihuela.

Adolescencia: se convierte en un lector omnívoro y lee de todo, desde los clásicos griegos y latinos en traducción, hasta autores contemporáneos, y poesía también, con un amigo forma un grupo teatral y hace sus pinitos de actor en algunas obras.

Como todo autor novel sus poemas primerizos son reflejo del ambiente campestre de su niñez que le envuelve; no posee otras referencias.

Juventud: comienza a publicar sus poemas en los periódicos locales que luego se extenderán a la provincia.

Junto con Carlos Fenoll y Ramón Sijé, este último amigo de la infancia, forman el Grupo Orihuela.

Lleno de ilusiones que pronto se ven defraudadas, marcha a Madrid en el año 31 y regresa decepcionado porque nadie le ha hecho caso en sus inquietudes poéticas.

Su primer libro se edita en 1933 y al siguiente año vuelve a intentar un nuevo viaje a Madrid obteniendo en esa ocasión mejor acogida para su obra.

En septiembre de l934 se compromete formalmente con una joven modista Josefina Manresa Marhuenda, no sin antes haber sostenido una tempestuosa relación pasional con la pintora surrealista Maruja Mallo. A principios de 1936 se afilia al Partido comunista español, y en diciembre de este mismo año muere su gran amigo Ramón Sijé a quien dedicará Elegía. Es en ese año cuando entra en el Ejercito Popular de la República siendo nombrado Comisario de Cultura.

El año 37 es muy importante para él; en marzo contrae matrimonio con su novia Josefina, en julio interviene en el II Congreso Internacional de Intelectuales en Defensa de la Cultura en la ciudad de Valencia, y en el mes de agosto va a Moscú participando en el Quinto Festival del Teatro Soviético.

Para redondear 1937, en diciembre viene al mundo su primogénito Manuel Ramón que fallece al año siguiente, lo que hará que su obra poética se vea influenciada en libros como  Cancionero y Romancero de ausencias.

Su segundo hijo Manuel Miguel nace en 1939.

Al ganar Franco la guerra el poeta intenta huir a Portugal pero es entregado a la Guardia Civil. Conoce varias prisiones y en la de Torrijos de Madrid escribe sus Nanas de la cebolla. Le sueltan repentinamente para volverle a detener de nuevo esta vez en Orihuela.

En 1940 le trasladan a la cárcel del Conde de Toreno en Madrid condenándole a muerte. Luego se le conmutará la pena por la de 30 años y un día. A propósito de esta conmutación se cuenta que Franco le dijo al general Varela: otro García Lorca no.

Por cierto, durante su permanencia en Conde de Toreno tuvo lugar una anécdota que ha hecho historia: en este penal conoció Miguel Hernández al que luego sería famoso dramaturgo Antonio Buero Vallejo, también encarcelado con sentencia de muerte. Éste último, excelente dibujante, y a petición del poeta, le hizo un retrato al carboncillo destinado al hijo de Hernández “para que no se olvidara de su padre”.

Miguel Hernández conocerá aún tres cárceles más, la prisión de Palencia, el Penal de Ocaña y en 1941 el Reformatorio de Adultos de Alicante.

Su salud, deteriorada por una afección pulmonar, que los malos tratos recibidos, y la insalubridad de las sucesivas prisiones no hace más que empeorar, degenera en tuberculosis y el 28 de marzo de 1942 fallece siendo enterrado en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante a la temprana edad de 31 años.

Su obra, como su vida, se divide también en tres bloques: infancia, adolescencia y juventud, tres etapas doblemente significativas teniendo en cuenta lo pronto que acabó su existencia. Del más puro lirismo, un tanto infantil en ocasiones, sus últimos poemas revelan una agresividad y un desencanto fiel reflejo de las circunstancias que le tocaron vivir.

Su libro póstumo fue Cancionero y romances de ausencias escrito accidentadamente a escondidas e incluso, algunos fragmentos, en jirones de papel higiénico, su dolor de vencido, su total desesperanza, su angustia, la certeza de que jamás tendrá un futuro con su mujer y su hijo, se traslucen en esos postreros versos.

Josefina Manresa Marhuenda, su viuda, después de una larga existencia de penurias y sinsabores, le sobrevivió hasta los 71 años falleciendo en 1987. El segundo hijo de ambos Manuel Miguel, la había precedido tres años antes.

Ahora los tres reposan en el mismo cementerio reunidos por fin. Descansen en paz.

 

© 2010 Estrella Cardona Gamio

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