Elisabeth Barrett Browning


La poetisa Elisabeth Barrett nació el 6 de marzo de 1806 en Londres y su accidentada biografía más bien parece un folletín romántico digno de algún escritor decimonónico en el cual, después de indecibles sufrimientos, la heroína alcanza la felicidad al ser rescatada por su caballero de un padre cuyas oscuras tendencias incestuosas están a punto de desatar una tragedia.

Elisabeth, bondadosa, sensible y sacrificada como mandan los cánones en este tipo de personajes, y la mayor de una numerosísima prole, falleciendo la madre, se convierte a su vez, y por largos años, al ocupar el lugar dolorosamente vacío, en la señora de la casa. Por suerte, la familia es acomodada y penurias económicas no se conocen, pero sí la tiranía de un padre absorbente y egoísta que pretende gobernar, en todo, la existencia de sus hijos, comenzando por la dócil y abnegada Elisabeth, la única que siempre se pliega a sus órdenes sin cuestionarlas.

Una de las escasas distracciones personales de Elisabeth Barrett consistía en pasear a caballo, sin embargo, un mal día, hasta eso se acabó al sufrir la joven una caída que la dejó paralizada de cintura para abajo, recluyéndola en casa por siempre inválida en el decir de los médicos y para gran satisfacción del señor Barrett que así la podía retener a su lado mientras él viviese.

Por aquella época, Elisabeth, que ya había dado muestra, en repetidas ocasiones, de estar dotada para las letras, ve publicados sus poemas gracias a la financiación paterna, pues el señor Barrett no le escatima halagos a su prisionera. Y lo que empezó siendo una alegría para ella y otro campo de dominio para él, da un giro inesperado a la historia.

Elisabeth Barrett se hace famosa de la noche a la mañana, y aunque su invalidez se acentúa día a día y por tanto, la dependencia al padre es total, su celebridad llega hasta otro poeta, Robert Browning, seis años más joven que ella, quien, lógicamente en aquellos tiempos, se enamora de la enferma a través de la lectura de sus poesías.

Browning la va a visitar para testimoniarle su admiración literaria y Elisabeth, que también ha leído la obra del colega, se enamora de él a su vez, y entonces comienza la última parte del drama.

El devoto Robert consigue que ella vuelva a caminar, demostrando con esto que Elisabeth lo único que tiene es una parálisis histérica, contrariando así tanto a médicos como, y mucho más, al celoso padre, poco dispuesto a renunciar a su presa. El señor Barrett, entonces, prohibe entrar en la casa al joven poeta, y con su intransigencia consigue unos resultados completamente diferentes a los que se había propuesto.

Elisabeth huye con Browning a Italia, se casan, y, como en los cuentos de hadas, viven por siempre felices escribiendo y amándose hasta el fallecimiento de ella acaecido en 1861.

Una de las obras poéticas más conocidas de Elisabeth Barrett, es sin duda Los Sonetos del Portugués, que, como anécdota contaremos, debe su nombre puramente al azar ya que se autora no sabía como llamarla, habiendo estado a punto de darle el título de Los Sonetos del Bosnio, por bautizarla de alguna manera. También escribió, empleando como tema su romántica novela personal Sonetos por E.B.B., y en 1856, Aurora Leigh, una novela poética, muy renombrada en su época.
 
 

© 2000 Estrella Cardona Gamio

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