Carlo Collodi
por Estrella Cardona Gamio


Carlo Lorenzini, conocido para el mundo de la literatura infantil como Carlo Collodi autor de Las aventuras de Pinocho, nació el 24 de noviembre de 1826 en Florencia. Sus padres fueron Domenico Lorenzini y Angelina Orzali, maestra pero que trabajaba, junto con su marido, para la noble y acaudalada familia Ginori de Florencia, ella en calidad de camarera y él como cocinero.

Los Lorenzini formaron una gran familia -cuyo primogénito fue Carlo-, compuesta por 10 hijos de los que sólo sobrevivieron seis.

(Como dato anecdótico citaremos que la madrina del pequeño Carlo fue la duquesa Mariana Ginori).

Después de una niñez feliz en las posesiones de los Ginori, cursó estudios en centros religiosos como las Escuelas Pías y posteriormente en el seminario de Colle Val d’Elsa, de las que salió a los 17 años, pero por cuenta propia siguió instruyéndose con gran interés ya que le animaba una gran sed de conocimientos.

Empieza a escribir, a partir de los 20 años, centrándose su producción solamente en las reseñas de los catálogos de una librería florentina que alterna con pequeños artículos periodísticos. Dos años más tarde Carlo Collodi se dedica activamente a la política, al unirse a la lucha por la Independencia italiana, y funda Il Lampione, un periódico revolucionario, que será quitado de la circulación tiempo después para luego reaparecer en 1860.

Próximo a cumplir los treinta años comienza a trabajar como crítico teatral y operístico, y justo en 1856 estrenó el seudónimo que le iba a hacer mundialmente famoso al utilizar el nombre del pueblo en el que nació su madre, como apellido.

Calmado el ambiente político, Collodi se convierte en funcionario lo que le permitirá dedicarse a escribir sin agobios.

Su carrera literaria como cuentista infantil se inicia en 1875 a los 49 años con las traducciones de los cuentos clásicos de Perrault, Madame d’Aulnoy y de la señora Leprince de Beaumont, dedicándose luego a la literatura didáctica para la escuela primaria, cuentos que a la fantasía une la enseñanza. Algunos títulos suyos de esa época son: Giannettino, L’abbaco de Giannettino y La grammatica de Giannettino, entre otros.

Tenía unos cincuenta y cuatro años cuando Ferdinando Martini, director el rotativo El periódico de los niños, le pide un cuento seriado, y Collodi acepta el encargo porque se halla apremiado por sus deudas de juego. Así nace el inmortal Pinocho, cuyo primer título fue Historia de un títere, para trasformarse después como Las aventuras de Pinocho, cuento que ha alcanzado, con el paso del tiempo, las 187 ediciones habiendo sido traducido a 260 idiomas y dialectos.

Por cierto, que el cambio de título tuvo que ver con el hecho de que Collodi quería concluir su cuento en el capítulo XVI, con la muerte de Pinocho que es ahorcado –muy poco que ver con la versión Disney, aunque la referencia del hada se respete-, pero los lectores protestaron y así la historia tuvo que alargarse a partir del 16 de febrero de 1882, ahora ya con el título definitivo, durando su publicación hasta enero de 1883.

Posteriormente, Carlo Collodi escribió más libros de cuentos infantiles-didácticos pero ninguno de ellos sobrepasó el éxito de la famosa marioneta.

Por lo que respecta a la vida privada del escritor poco hay que contar; no existen indicios de que contrajese matrimonio, ni al parecer se le conocen amores, ya que de tenerlos no han dejado constancia, en cuanto a hijos, tampoco, pero se da la paradójica circunstancia de que Collodi, autor infantil, detestaba cordialmente a los niños a quienes calificaba de ruidosos y maleducados. ¿No es acaso sintomático que Pinocho lo sea?

Su única familia fueron sus hermanos y se supone que sus sobrinos, y al fallecer de súbito en Florencia, el 26 de octubre de 1890, rondando los 64 años, su archivo con cartas y apuntes, fue entregado por los parientes a la Biblioteca Nacional Central de la misma ciudad.

Desde entonces sus restos descansan en el Cementerio Monumental de San Miniato del Monte.

Debemos tener presente que Collodi, aparte de escribir cuentos para niños, también fue autor de novelas, Un romanzo in vapore, e incluso piezas teatrales, que, al parecer poseía un carácter alegre que en sus obras se trasluce a través de un fino humor, aun en las más educativas, y que fueron prácticamente los diez últimos años de vida, los más creativos a nivel literario.

© C. Cardona Gamio Ediciones 2003


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